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Las Tapas
Aunque quizá no constituyan el aspecto más destacable de la gastronomía local, las tapas que se sirven gratis en todos los bares de la provincia junto con el chato de vino o la caña de cerveza son un apetitoso símbolo de Granada que despierta los sentidos y se graba en la memoria del visitante. Cocina en miniatura, las tapas constituyen en sí mismas una manera informal de almorzar o cenar de forma variada y sabrosa.
El tapeo en bares y tascas es para el granadino un rito social irrenunciable. En cantidades más o menos abundantes, las cocinas regalan el paladar de sus clientes con platillos de caracoles guisados, patatas a lo pobre, pescados rebozados y asaduras en salsa, por citar una mínima representación.
Un poco de historia de las tapas
Se asegura que fue el rey Alfonso X "El Sabio" quien dispuso que en los mesones de su reino no se sirviese vino si no era acompañado de algo de comida. Esto evitaba que el vino subiese rápidamente a la cabeza.
La tapa, al principio, se depositaba sobre la boca de la jarra o vaso servido, por lo que se "tapaba" el recipiente: de ahí el origen de la palabra. Servia para acompañar la bebida y para evitar que algún "visitante volador" entrase en el preciado liquido. En aquellos tiempos la tapa consistía en una loncha de jamón o en rodajas de chorizo o de otro embutido y, a veces, era sustituido por una cuña de queso.
Gastronomía
La gastronomía granadina con mayúsculas es tan variada y apetitosa como las tapas. Es una cocina con gran herencia árabe, generosa en especias, rica en sopas y potajes y especialmente golosa. Los productos de la fértil vega que circunda la ciudad de Granada son la base de muchos de los platos típicos locales, como las tiernas habas fritas con jamón, las pencas de acelga rellenas, los cardos, la pipirrana y el indispensable gazpacho. Especialidad de renombre en la capital es la Tortilla del Sacromonte, un plato no apto para paladares remilgados que se elabora con tuétano, sesos, criadillas de ternera y huevos.
El clima frío que imponen durante el invierno las cimas blancas de Sierra Nevada ha propiciado una cocina de platos recios para reconfortar el cuerpo y el espíritu. El mejor ejemplo es la tradicional Olla de San Antón, tan contundente que se come sólo durante un par de semanas al año. En su avío, pocas partes del cerdo se escapan: oreja, rabo, tocino, morcilla, manitas... acompañadas con habas secas, arroz e hinojo. Del Marquesado y el Altiplano son típicas las gachas pimentoneras, las migas de pan, los guisos de cordero segureño y el choto frito con ajos.
La gastronomía de la Alpujarra es por sí sola un reclamo turístico. Monumental es el jamón de Trevélez, curado en el pueblo más alto de la Península Ibérica. Aunque se obtiene de cerdos blancos, su calidad ha cobrado tal fama que está siendo muy demandado por el siempre exigente mercado japonés. Este manjar no falta nunca en el plato más reputado de la comarca, el Plato Alpujarreño, especialidad que se completa con lomo, chorizo, morcilla, huevos fritos y patatas a lo pobre. Su contundencia exige acompañarlo de un vino clarete de la Contraviesa, o si se desea, de alguno de los caldos más elaborados que algunos bodegueros aventureros han logrado arrancar con éxito al terruño.
La Costa Tropical también garantiza buenos pescados y mariscos en las mesas granadinas. De excepcional calidad son las quisquillas, cigalas y gambas blancas de Motril, que sólo precisan de un golpe de plancha para hacer sublime su sabor. También a la plancha o enterrados en sal resultan finísimos pescados como el pargo, el sargo, la dorada y la lubina. Y asadas en espeto o en moraga, las sardinas.
El envidiable clima del litoral granadino ha propiciado el cultivo de frutos subtropicales, como la chirimoya, el aguacate, el mango y la carambola. El digestivo colofón a toda comida puede ponerlo un sorbito del ron de Motril, de una calidad sorprendente para criarse tan lejos de tierras caribeñas.
Postres
Miel y especias son ingredientes imprescindibles en la repostería granadina, de herencia árabe. Paradójicamente, son los dulces elaborados por las monjas en los conventos de clausura los que han logrado más renombre: bizcochadas, huevos moll, mantecadas y compotas de frutas. Deliciosos son los tocinillos de cielo de Guadix, los roscos de Loja y el pan de higo de la Alpujarra. Los Piononos, unos pequeños dulces con nombre de Papa, merecen por sí solos una visita a Santa Fe.
Bebidas: Vinos, Cerveza y Ron
La variedad gastronómica granadina debe acompañarse con los vinos de la región. Entre éstos destacan los de la Contraviesa, de Albondón y de Albuñol, que van desde vinos con solera y de alta graduación, hasta vinos modernos, jóvenes y afrutados, ligeros y equilibrados.
No debemos olvidar la tradición cervecera de Granada, y para ello debemos mencionar una cerveza que se elabora en la ciudad desde 1925, la Cerveza Alhambra.
Se dice que el ron más antiguo procede de Granada. La caña de azúcar fue traída por los árabes a Europa a través de España y cultivada principalmente en las costas del sur, para la obtención de azúcar. Cuando los cristianos conquistan el reino Nazarí de Granada, se les ocurre hacer un licor con el dulce jugo de caña. Los españoles llevaron la caña a Cuba, donde el clima era mucho más apropiado y la producción, tanto de azúcar como de ron, pasó a hacerse en América.
Aún se sigue elaborando en motril el ron "Pálido Montero" (Francisco Montero Martín), muy conocido en Granada, ron totalmente artesanal destilado en los alambiques Montero, con su formula ancestral lo hacen un producto único en el mundo y que hoy en día sólo se produce una mínima cantidad en La Costa Tropical De Granada (en los 5 Km que separan Motril y Salobreña).